Zamora CF 0 – 2 Unionistas de Salamanca
Hay eventos para los que no sabes qué ponerte o, peor aún, crees que no debes darle importancia.
Puedes tener la cita planificada desde hace tiempo pero apuras el reloj. Te
dices que eso es lo de menos, que hay cosas más importantes y debes centrarte
en lo que debes hacer. Los días previos se esfuman y, llegada la hora, no sabes
qué ponerte y tiras por la calle de en medio. Llega la hora y te presentas a la
cita, ya sea una entrevista de trabajo, amorosa o una comida ceremoniosa, como
un mal imitador de Michael Jackson. Viendo el uniforme con el que Unionistas
de Salamanca saltó al Ruta de la Plata de Zamora me preguntaba el
por qué semejante castigo para los jugadores que, si pasados los años, se encuentran
con una imagen del partido no podrán hacer otra cosa que resignarse a que les
tomen el pelo.
Como imitadores del rey del pop y tres centrales salió el
equipo al campo. Hernán Pérez optó por esta novedad para sorprender
a su rival y durante la primera parte se vió que la coreografía no había estado
muy bien ensayada, sobre todo, en la creación del juego que brilló por su ausencia.
Parecía como si las tres torres, al hacerse con el balón, sólo se buscasen
entre ellos queriendo llevar el balón lo antes posible a Aythami y De
la Nava. Sin centro del campo y sin bandas, apenas se pisó área rival mientras
el Zamora rondaba continuamente el perímetro del área buscando echar abajo el
muro a base de disparos lejanos.
Al volver del descanso, lo primero que te encuentras es una
jugadita de saque de centro. Las detesto, no por nada. Miento, sí, por todo, porque
es mi punto vulnerable cuando juego a la play. Pablo lo sabe y no hace
más que hundir el dedo en la llaga cada partido abofeteando mis esperanzas cada
vez que me adelanto en el marcador dándome la réplica en segundos. Mi alegría
con el primero de Manu Viana fue doble, primero por el gol y, segundo,
por mostrarme que todo tiene remedio y que no sólo se pueden defender esas
jugadas con solvencia, sino montar un contragolpe que pille al rival con el pie
cambiado y darle en las narices. Pablo, al ver mi sonrisa, empezó a temblar con
la revelación porque sabe lo que le viene encima.
Todavía estaba el Zamora asimilando la sorpresa que
se había llevado con el primero que, salta Javi Navas al campo y, en la
primera que tiene, hace una excursión por la banda hasta la línea de fondo que
acaba en falta pegadita al córner derecho. Viana, crecido por el gol, se saca
un golpeo a puerta con una parábola, no sabemos si intencionada o no, que sorprende
a todos y, más que nadie al portero zamorano, colando el balón por el palo
largo. La cara de perplejidad que se te queda viendo que, sin darte cuenta, te
han hecho dos goles es la misma que se te queda cuando, cargado de exceso de
confianza, te crees más listo que la máquina tragaperras y, en minutos, te ves con
los bolsillos pelados. Noventa minutos de tocomocho jugó ayer Unionistas
que le dieron para tres puntos más antes de las dos próximas semanas de infarto
que vienen por delante.
Unionistas de Salamanca: Serna, Ramiro Mayor, Mario
Gómez, Benjamín Garay, Marín (Javi Navas min.59), Jon Rojo, Héctor Nespral
(Miki min. 72), De la Nava (Pepe Carmona min.82), Luis Acosta, Álex Rey (Manu
Viana min.45) y Aythami (Diego Hernández min.72).
Goles: 0-1 Manu Viana (min.46), 0-2 Manu Viana (min.62)