El fútbol es el espejo de la sociedad que lo practica, lo sigue, lo juzga y lo contempla. El fútbol, como sostenía el escrito francés Albert Camus, te hace consciente de tus habilidades y de tus limitaciones. Es un azote de realidad, un lugar donde el talento puede ser vencido por el esfuerzo y, donde campan a sus anchas muchos de los vicios y las virtudes de la sociedad: la corrupción, el culto al ego, las brechas sociales entre ricos y pobres, el racismo y la homofobia, el machismo...
Pese a todos estos reflejos también el fútbol nos ofrece un ejemplo del poder de lo colectivo. De la necesidad que tenemos de los demás para alcanzar nuestros logros o, simplemente, para desarrollarnos o poder crecer y evolucionar. Los esfuerzos individuales resultan improductivos si no van acompañados de las aportaciones de los demás. Llámese el propósito marcar un gol o no encajarlo. El fútbol es un proyecto colectivo que implica coordinación, orden, voluntad y deseo de unos cuantos en busca de un objetivo o desafío compartido.
En la consecución de
este proyecto, continuamente revisado y renovado, participan no solo los
jugadores que saltan al campo, lo hacen también quienes se quedan en el
banquillo, el cuerpo técnico, los aficionados, el grupo directivo que busca
recursos para facilitar la consecución del logro, los aficionados, quienes
hablan de la existencia de ese proyecto...
Un equipo de fútbol es un ser social que busca encontrar su sitio dentro del medio ambiente en el que se desarrolla.
Para encontrar ese lugar necesita de una identidad que ha de construirse entre todos, con todos y para todos. El proyecto de Unionistas, el equipo salmantino surgido a raíz de la iniciativa de los aficionados de la extinta UDS, es un cuerpo social surgido en Salamanca que exhibe el orgullo de sus ciudadanos honrando la memoria del club que consideran extinto.
Unionistas nace de un sentimiento de insatisfacción.
Del hartazgo de la
corrupción, de la ausencia de asunción de responsabilidades ante las malas
prácticas, del proteccionismo de las grandes fortunas, del acallamiento de los
inconformes... El proyecto Unionistas representa al mundo del fútbol y a la
sociedad salmantina un deseo de empoderamiento.
En la ciudad de Salamanca se muestran dos modelos organizativos propios de las sociedad y economía actual. Por un lado, se encuentra el club Salamanca CF UDS que representa el modelo neoliberal en el que, un negocio o iniciativa, vestida de iniciativa local gestionada de forma deslocalizada, desde México, que toma para hacerse significativa símbolos relevantes como el escudo y el estadio para generar una identificación de los valores y la identidad vinculada al club de fútbol fundado en 1923 y desaparecido, a efectos legales y administrativos, en el año 2013.
En el otro lado está, el proyecto de Unionistas centrado en iniciativas colaborativas que se han desarrollado gracias, también a los nuevos modelos económicos y sociales, que pretende construir un proyecto en el que cada uno de los socios del proyecto tenga el rango de propietario del club. Así, al igual que en Glasgow hay rivalidades entre Celtic y Rangers por cuestiones religiosas, étnicas en el caso de Boca Juniors y River Plate en Buenos Aires, entre clases sociales como ocurre en Brasil entre Fluminense y Flamengo, en la capital charra también se da un enfrentamiento entre diferentes valores y creencias que unos y otros defienden a través del seguimiento de su equipo.
Cuando llega un nuevo partido entre estos rivales aumentan los mensajes cruzados entre los seguidores de uno y otro equipo. Los seguidores de un equipo acusan al otro de apoyar a un equipo mexicano, mientras que los otros se defienden poniendo en duda el carácter asambleario de sus decisiones poniendo el foco en el personalismo del presidente del club. Así, los términos engendristas y sectarios forman parte del lenguaje habitual de los aficionados de uno y otro equipo. Este lenguaje no deja de ser el reflejo de interpretaciones diferentes alrededor del pasado, de disfrutar del presente y observar el futuro.
Un partido de fútbol, se convierte de este modo, en la excusa perfecta para hacer visibles los conflictos latentes de una ciudad. En el pasado la rivalidad futbolística era a nivel regional con el Real Valladolid que representaba la centralidad de la comunidad autónoma y se le consideraba como símbolo de la falta de inversiones por parte de los gobernantes. Ahora el conflicto es local y, aunque pueda parecer lo contrario, no hace otra cosa sino unificar. El conflicto, es decir, el partido se vuelve unificador. Porque un partido de fútbol muestra que dos equipos existen para ser rivales, esa es su razón de ser, que colaboran compartiendo un conjunto de reglas, interpretaciones acerca de lo que es aceptado y lo que no, el respeto a una autoridad. El resultado jamás alterará esta relación ya que es necesaria la repetición de los encuentros a lo largo del tiempo, porque los resultados, como las clasificaciones, son momentáneas y las victorias meramente simbólicas.
El equipo Unionistas es la prueba fehaciente, un modelo a seguir, de que la implicación en un proyecto común puede remover y despertar conciencias, deseos y conductas que permanecían aletargadas. Es el deseo de una generación que clama por tener voz, por poder participar, de sentir en sus manos la satisfacción de construir un armazón colectivo. Por otro lado, Salamanca CF UDS que muestra la nuevos fórmulas de la propiedad liberal, nuevos hábitos y formas de consumo basadas en la internacionalización de la propiedad como vemos en los nuevos modelos digitales, como Amazon, Glovo, Google… basados en la deslocalización de diferentes procesos.
Tenemos en Salamanca, de la mano de Unionistas, un proyecto que se rebela contra el establishment. Su modelo asambleario como respuesta al autoritarismo de las grandes fortunas. Su modelo de búsqueda de transparencia comunicativa contra la opacidad y centralidad de los medios de comunicación y juegos del lenguaje de los portavoces de la propiedad y periodistas.
Unionistas es el vivo
ejemplo de lo que podemos construir entre todos. Las emociones y sentimientos
que nos igualan y nos dice que no existen diferencias sociales entre unos y
otros cuando un balón echa a rodar. Un ejemplo de democracia ejercida y
sentida. La imagen de la solidaridad comunitaria. Como dice Víctor del Árbol en su libro Un millón de gotas "La
primera gota es la que comienza a romper la piedra".