Imagen realizada por David Martín extraída de La Crónica de Salamanca
Unionistas de Salamanca 1 - 2 Celta de Vigo
El peor resultado que obtengo me lo ofrece, cada mañana, el
espejo. No hay mayor drama que mi rostro recién levantado. Las ojeras moradas
como quien sale derrotado del ring, unos ojos imperceptibles, la boca descolgada
y los pelos aplastados es el bofetón que me encuentro cada mañana. Lo mejor,
que comparado con el día anterior, los estragos no son muchos. Hay que elegir
bien con quien compararse, cosa que se aprende con los años, para caer preso
del desencanto.
La pasada semana Diego Hernández afirmaba que se compara con
Cristiano Ronaldo. Su osadía de juventud le llevaba a afirmar que intenta
emularle en su actitud en el campo, sus pautas nutricionales, sus movimientos
en el césped, etc. El resultado, hasta la fecha, huelga decirlo. Otras veces
son los demás quienes intentan hacer comparaciones. De pequeños, habitualmente los
adultos nos comparan de tal manera que siempre salimos perdiendo. Que si mira a
tu primo lo bien que se porta, que si tu compañero ha sacado mejores notas, lo ordenado
que es tu hermano… De adultos seguimos con el juego tratando de hacer comparaciones
con los demás para que salgan derrotados aun sabiendo que no estamos siendo
justos a la hora de hacerlo. Serna, de repente, se convierte en Oblak y
Unionistas en el Real Madrid de Fabio Capello. Qué razón tienen aquellos que, ante el presuntuoso, afirman que un buen bofetón es lo que le hace falta.
El mayor miedo que sufro ante el espejo es que llegue un día
en que me mire y ya no esté. Algo así como debe pasarle a Demi Moore que harta
de no verse en el espejo ha optado por cambiarse la cara. Harta de vivir, como
el resto de los mortales, con una cara y un cuerpo que no le gusta, a cambio de
una importante suma de dinero, ha optado por el pulirse los pómulos, estirarse
el cuello e inflarse los labios. Ha conseguido una cara de parqué recién pulido
y encerado. Mientras, el resto tenemos bastante con salir adelante con los
estragos en la piel de todas las veces que nos la han pisoteado, torcido el
gesto en cada envite y pegado un balonazo en la cara. Me gustan más las caras que hablan de lo pasado que los
rostros intactos del bótox. Perder te coloca en tu sitio.
La derrota ante el Celta B borra de un plumazo todos los
halagos de las últimas semanas, nos borra el aura de invencibles, de equipo
inexpugnable, de un relato que no es el propio sino el construido por otros. No
hay mayor victoria que la de ser el narrador de nuestro devenir. Ceder este poder
a los demás nos convierte en la actual Demi Moore que por muchos jarrones que
siga intentando hacer en el torno ya ha perdido lo más importante, la capacidad
de reír y llorar. Prefiero que, con todo, pueda seguir luciendo como hoy, esta cara de tonto de quien recibe un gol en el último minuto.
Unionistas de Salamanca: Miguel Serna, Antonio Marín, Jon Rojo, Ramiro Mayor, Mario Gómez, Luis Acosta, Lamadrid (Héctor Nespral min.72), Manu Viana (Cris Montes min.65), Íñigo Muñoz (Pepe Carmona min.79), De la Nava (Álex Rey min.72) y Diego Hernández (Aythami min.65).
Goles: 0-1 Lauti min.10, 1-1 De la Nava min.36, 1-2 Josipovic min.90