Un año y medio después vuelvo al campo. Al mismo campo: Las
Pistas para ver un partido de pretemporada. Un torneo veraniego de esos que hace
años estaban cargados de lustre y te permitían algo inaudito en Salamanca, acudir al Helmántico en camiseta de tirantes y sandalias. Hace tres décadas en el estadio de enfrente recuerdo
disfrutar de ver en pleno verano al Barcelona de Cruyff, al Atlético del doblete
o al mismísimo Oporto. Hoy vuelvo para ver cómo Unionistas se enfrenta al Leganés
sí, pero al Leganés B.
Hoy también vuelvo, como cada año, a pasar el mes de agosto
al pueblo. Regreso, como cada año, queriendo vivir estas cuatro semanas como
cuando era adolescente. Gozar de las primeras semanas con los reencuentros y
prepararlo todo para los días de fiesta. Sin otra obligación impuesta que ser
referente en la peña más popular del villorrio y que mis padres me mirasen con
orgullo de quinto paseando al lado de las damas y la reina al salir de misa. Eso
era todo lo que había que hacer y, por peregrino que parezca, tiendo a
recordarlo como algo excepcional y algo irrepetible. He vuelto y veo he perdido
el lustre como los torneos de verano.
Ya no hay torneos de verano, con esos trofeos magnánimos como el Teresa Herrera o el Carranza, porque hoy cualquiera puede presumir de éxito. Ganar un torneo veraniego cargaba
a los equipos de expectativas e, inmediatamente, podía convertirlo en un
candidato al título de liga. Ahora cualquiera puede presumir de todo tipo de
logros a diario con las redes y, por eso, los días señalados, si no van con un
hashtag asociado van quedando en el olvido. Lo mismo pasa con los reencuentros
en el pueblo. Uno tenía antes todo un año para saber del otro y medir sus
progresos.
Ahora ya no hay ilusión en los reencuentros de verano porque
estamos hartos unos de otros, por lejos que vivamos unos de otros, de vernos en
las redes. Sabemos unos de otros de nuestros hábitos alimenticios, nuestras
rutinas alimenticias, cada una de las escapadas que hemos hecho a lo largo del
año… Nos vemos y ya no tenemos nada que contarnos ni con lo que ilusionarnos. Simplemente
cumplimos con el trámite de vernos, como hoy, en Las Pistas. Con el Leganés B.