Poco podía imaginar Oscar Alberto Dertycia, aquel
delantero argentino que vistió las camisetas de Cádiz, Tenerife y Albacete, más
conocido como Mr Proper que su look podría crear escuela.
Su cabeza totalmente rapada era un motivo de broma, aun sin tratarse de algo
para reírse. Dertycia perdió su melena a consecuencia del estrés nervioso que
le provocó su paso por el fútbol italiano, donde apenas gozó de oportunidades en
la Fiorentina.
Ser calvo está mal visto, pero hay quienes deciden serlo por elección propia.
Ahí estaba el caso de Iván de la Peña que decidió ser
calvo por comodidad. Lo pelat o el pequeño Buda visita la peluquería
cada semana para seguir luciendo su brillante calva que, en su día, fue motivo
de debate en el Camp Nou. Se llegó incluso a afirmar que Cruyff no le alineaba
porque el holandés no aceptaba esa cabeza rapada.
Pero De la Peña no ha sido el único calvo del fútbol
español. Jugadores que no perdían tiempo en peinarse ha habido muchos. Es fácil
recordar al Tato Abadía, Juan Capó, Manuel Pablo, Rafa
Paz, Stelea, Fernando o, si llevamos la vista por el fútbol europeo, ahí
estarían Lombardo, Robben o Gravesen. Ser calvo es una
mala jugada que en el acervo popular es considerada como un signo de suerte. No
olvidemos el beso que Laurent Blanc le daba a la calva de Barthez
antes de comenzar cada partido en el mundial de Francia 98 en el que el
conjunto bleu salió campeón
Ser calvo porque sí, es todo un puntazo, como la canción Hombre calvo de Alcohol Jazz. Decidir, un día,
sin motivo alguno afeitarte la cabeza es toda una experiencia vital. Una
catarsis. No es fácil ser calvo por decisión propia antes de cumplir los treinta
es una muestra de personalidad a través de un gesto de despersonalización: la
pérdida del cabello. Quien tiene la suficiente personalidad para hacer algo así
debería ser el capitán de mi equipo.
Decidir ser calvo precisa de la misma valentía que para dejar un trabajo por decisión propia.
Dejar un trabajo no es fácil pero, a consecuencia
de la pandemia, también muchos han descubierto que no es el fin del mundo. En
Estados Unidos lo sabes casi cuatro millones de personas decidieron sólo en el
mes de noviembre dejar, por su propia voluntad, abandonar su puesto de trabajo.
Los expertos dicen que es porque se han dado cuenta de que el poder está en sí
mismos.
Creo que el verdadero poder y la riqueza a día de hoy, está en decidir qué haces con tu pelo.
Puedes dejarlo estar, sin cambiar el color, y
mantener el mismo corte o con sutiles variaciones como quien invierte sus
ahorros en letras del tesoro. Otra opción es que decidas colorearlo, moldearlo,
probar una infinidad de posibilidades hasta descubrir todas las opciones que te
ofrece la vida como quien invierte en criptomonedas. Por último, están los que optan
por hacerse un implante capilar como quien pide una hipoteca y, los que desde
aquí, defiendo, los calvos por decisión propia. Los abanderados del minimalismo
a los que Marie Kondo debería poner como ejemplo, porque éstos son verdaderamente
quienes saben lo que quieren y cuándo lo quieren.