Hacer las cosas antes de tiempo no tiene reconocimiento.
Tener la despensa llena de aceite, contar con un surtido de latas de conserva, disponer de garrafas de gasolina repletas por lo que pueda pasar, el seguro del coche a todo riesgo, tener en marzo las vacaciones de verano ya contratadas y un plan de pensiones con capital garantizado no sirve de nada. Que se lo pregunten si no a Dani Mori. El asturiano se ve ahora despedido, en la calle, acusado por lo mismo que hasta hace unas semanas le aplaudíamos: ser precavido.
Vivo con el propósito diario de dormir ocho horas, comer sano, hacer ejercicio regularmente y no volver a fumar para alargar mi existencia y, de paso, mejorar mis condiciones de salud. Pero, en el corto plazo, se hace duro. Como duro era tener que estudiar a diario para un examen sin fecha definida como hacen cientos de miles de opositores a diario. Esto de prepararse para estar listos para los exámenes sorpresa de la vida siempre me resultó duro de afrontar. La vida en una continua pretemporada como quien necesita una dosis, aunque sea mínima, de la amenaza de un sufrimiento diario no va conmigo.
Los entrenadores consiguen los objetivos porque son capaces de establecer una disciplina exitosa.
Si atendemos los resultados conseguidos
por Unionistas hasta la fecha estos son extraordinarios, como los
boletines de notas de mi vecino Valentín. Así el, hasta ayer, míster blanquinegro ha conseguido
el objetivo deseado pero, como le ocurría a Valentín, llegado el día, te descubres
solo porque quizá has descuidado el proceso poniendo el foco en unos resultados que
son incuestionables. Así Valentín pasa la vida, sin entusiasmo ni sobresaltos, sumido en un día a día apático como son los días de lluvia en Salamanca. Un devenir hacia un ánimo grisáceo, rancio y pelín mohoso que,
en el último mes, parecía haberse instalado en el Reina Sofía.
Se vienen tiempos de contención de gasto, de llenar la
despensa de productos imperecederos, de mover el coche lo justo, en definitiva,
de ser unos Dani Mori de la vida llega la directiva de Unionistas de Salamanca
y opta por cambiar de objetivo. Ahora es el momento de ser ambiciosos y evitar
que el resto de la temporada los jugadores acaben convertidos en funcionarios
en vez de futbolistas. Huir de la descansada vida que promulgaba Fray Luis de
León y disfrutar de la adrenalina de que cualquier cosa puede ser posible en el tiempo añadido. Darle una
prórroga a las ilusiones. Ir siempre al revés.