Los Sueños Bifásicos de Unionistas.
Unionistas se Salamanca 2-1 Rayo Majadahonda
El último mes he vuelto a mi estado paleolítico. No porque me haya apuntado al gimnasio para seguir el método de entrenamiento de moda consistente en correr descalzo ni levantar troncos de árboles caídos para ejercitar mis bíceps. Tampoco he pasado las horas tallando ramas para construirme lanzas y aumentar mi capacidad de concentración. No he comenzado una nueva dieta que me prive de pan o lácteos. No, no, esta regresión evolutiva en la que he estado inmerso se ha debido a un cambio en mis patrones de sueño.
Estoy de regreso al sueño bifásico. Así como suena. Para quien lo sepa, yo no lo he sabido hasta ayer, por mucha antropología, revistas del corazón y cartas de los lectores que haya leído, la gente hasta la llegada de las sociedades industriales dormía dos veces cada noche. La primera nada más ocultarse el sol, agotados de los quehaceres diarios por proveernos de alimento, para un par de horas después, en mitad de la noche, despertarnos. Esas horas de vigilia se aprovechaban para avivar el fuego, reproducirse, reflexionar en grupo, reunir a los animales… Después vuelta a dormir hasta la llegada del alba. Así durante milenios hasta que, con la electricidad, se acabó este patrón de sueño. Con la que nos dicen que viene seguro que en unos meses, seremos muchos más.
Lo mejor del sueño bifásico para mí no es que te despiertes más descansado ni con mayor vigor. No, lo mejor, es que me da la oportunidad de soñar dos veces con fútbol. Soy fiel desde hace años a un mismo método para conciliar el sueño. Nada de pastillas, ni infusiones ni ejercicios de respiración ni mucho menos pasar el rato contando ovejas en pijama. A mi me vale con imaginarme, vestido con la camiseta de la Unión Deportiva Salamanca con la publicidad de Ledesa, hinchándome a marcar goles con sutiles disparos con efecto que acaban golpeando en el hierro curvado, unas veces uno, otras otro, de la portería del fondo sur del Helmántico. Goles que acaban, uno tras otro, con una celebración a la carrera hacia la grada de preferencia para fundirme en un reconfortante y cálido abrazo, antaño con mis padres, ahora con Marta y Jimena. Así, gol tras gol, y abrazo tras abrazo, acabo dormido en un santiamén.
Estoy seguro que, entre los futboleros, no soy el único que recurre a este método. Cada quien recurrirá a su estadio, tendrá su propio balón y lo hará vestido con una u otra camiseta y marcará un gol más o menos espectacular. Habrá quien diga que esto no es más que una patraña. eso es que no sabe de fútbol ni sabe disfrutar de cosas pequeñas de la misma forma que las gozabas cuando eras niño.
Hoy Unionistas también habrá dormido dos veces. Un primer sueño fuera de hora durante la segunda parte que ha estado a punto de volverse pesadilla. Y, otro que tendrá esta noche, en la que podrá dormir con la tranquilidad que aporta la victoria y sumar por primera vez tres puntos de una tacada. Un sueño al que llega mecido por su afición que le permite soñar con imposibles. Cada vez somos más los que nos sumamos a los sueños bifásicos.