Pedirme que intervenga para realizar alguna reparación doméstica es como entregarle el equipo a un entrenador que lleva años retirado. Lo mejor que puedes hacer es no esperar nada.
Hacía mucho. Hacía mucho que no volvía por mis fueros. Ayer desempolvé
la caja, descolgué los guantes, volví a ponerme el chándal viejo, la banda
sonora de mi épica personal y me adentré en el baño para reparar la cisterna.
Un hilo de agua, imperceptible al ojo humano pero muy evidente a la vista del
último recibo, llevaba semanas manando como si mi cuarto de baño fuese un
jardín japonés.
El resultado, aun intentando llevar la contraria a las casas
de apuestas, claro. Victoria por goleada de la cisterna. Ni mis tres visitas al
ferretero más dos al Bricomart me ayudaron
resolver el problema. Conforme mi trabajo avanzaba también lo hacía el
hilo de agua pasando a ser un goteo, llegando a chorro para acabar en la
categoría de tsunami. Desastre absoluto. Marta dice que verme encaminado con la caja de
herramientas a resolver el menor contratiempo doméstico tiene el resultado
cantado, como entregarle a Lotina un equipo que se juega el descenso.
El día ha acabado sin agua en el inodoro, la fregona inutilizable
y un balance económico más ruinoso que el fichaje de Coutinho. Todo lo que a ojos
vista parecería un desastre no me ha lastrado el ánimo, mi autoestima está
intacta porque creo haber dado con la solución perfecta, comprar un nuevo
inodoro.
Me he despertado y, como los fanáticos que aguardan a que
abran la puerta del estadio para salir corriendo a por el sitio más cercano a
sus ídolos, me he plantado en la puerta de la tienda de cerámica y
saneamientos. He salido de allí quince minutos más tarde, alucinado por estado
del mercado de las cerámicas, agradecido por el trato recibido y aliviado.
La caja de herramientas y los guantes ya están de nuevo
guardados. El cubo de agua, siempre cargado, a mano y la sensación del trabajo
bien hecho, una vez más, reconfortándome. No hay nada que, por muy pobre que
uno sea, no pueda solucionarse a golpe de talonario.