No hay mejor terapia que una victoria. No hay mejor terapia que Dani Ponz.
Unionistas está desencadenado. Cuatro victorias consecutivas, la salvación en el bolsillo, la ambición desatada y el idilio con la afición onfire. Va todo tan de cara que hasta se logró lo que parecía un imposible: ver a Carlos de la Nava marcando un gol decisivo. Llegué eufórico a casa tras la victoria al Real Madrid Castilla y, me pasé lo que quedaba de día, buscando cualquier excusa para sacar el tema ante la indiferencia total de Marta y Jimena.
La llegada del míster Dani Ponz ha liberado al equipo, parece una epifanía afirmaba esforzándome en captar la atención. Nada. El único momento en que logré algo de tención fue a la hora de leer los cuentos para dormir, ahí aproveché que estaba en fuera de juego y no hay VAR para marcar mi gol.
Tiré de recursos y saqué a colación el cuento del elefante encadenado, el más popular de Jorge Bucay. El cuento narra la historia de un elefante que permanece anclado, desde pequeño, a una cadena a una estaca clavada en el suelo de la que no se libera. El elefante crece, se hace más fuerte y, un niño que le observa, no deja de preguntarse por qué no arranca sus cadenas y se desprende de esa frágil estaca ya que tiene la fuerza suficiente para soltarse.
La metáfora del cuento dice, en boca del abuelo que le ofrece una respuesta a su nieto, que no se libera porque el elefante, que lleva allí anclado desde que nació, lo intentó en el pasado pero no pudo. Desde entonces, sigue creyendo que no es capaz de liberarse porque una vez fue incapaz de lograrlo. Unionistas, la plantilla, su afición y la opinión que rodea al equipo estábamos instalados, desde verano, en que este año no se podía. Llegó Dani Ponz en febrero y tiró por tierra estas profecías autocumplidas, afirmando que si él había dejado familia, trabajo, su casa, todo, por este equipo y sus jugadores era porque creía en sus posibilidades. Sí se puede afirmó el primer día. La apuesta ha salido redonda.
Los jugadores empezaron a correr y dejarse la vida detrás de una idea, basta con ver a De la Nava recuperando el balón en una ayuda al lateral en el córner izquierdo, a Losada corriendo como si escapara de las vaquillas del Grand Prix, a Leal convertido en un defensa más contundente que un inspector de hacienda del que nadie escapa, y Salva recuperando una versión que, desde el inicio de la campaña pasada, no veíamos. Unionistas está instalado en ese estado de fluir que hablan los voceros de la autoayuda. Ahora que las cadenas se han roto todo parece posible. Hasta el playoff. Gracias míster. Por hacernos soñar y por conseguir que Jimena se durmiese.