La Unión Deportiva Salamanca salió a por todas a fin de conseguir un buen resultado para la vuelta en Albacete, pero el equipo no tuvo su noche.
Cómo llegaban Unión Deportiva Salamanca y Albacete al partido.
La Unión Deportiva Salamanca se encontraba jugando la Promoción a Primera División cuando el objetivo de inicio de temporada era la permanencia.
En Salamanca la ciudad desbordaba entusiasmo. Se veía al equipo capaz de alcanzar la gloria del ascenso a Primera División. El partido se presentaba como un duelo entre dos grandes estrategas de los banquillos, sabedores de que, probablemente, el encuentro no quedase resuelto en el Helmántico. Por delante, una eliminatoria que se esperaba llegase con vida hasta el minuto 180.
Los dos equipos volvían a enfrentarse cuatro años después. La última vez que se habían enfrentado fue en la temporada 1990-91 en el Carlos Belmonte cuando ambos militaban en segunda división. El resultado fue de 2-0 a favor de los manchegos que, con ese resultado, conseguían el ascenso a primera mientras que, los charros, ya estaban matemáticamente descendidos a la categoría de bronce.
La Unión Deportiva Salamanca trataba de llegar al encuentro con naturalidad. Evitar afrontar el encuentro con la obligación de obtener la victoria y asegurado un ascenso que, a principios de temporada, no entraba en los planes de nadie. Los mensajes del técnico tolosarra trataban de quitar presión a los suyos, escapar de titulares del tipo La hora de la verdad que, esos días, podían verse en la prensa local.
Hacía frente Lillo a estos comentarios llevando los días preparación del choque con la rutina habitual de toda la temporada. La normalidad fue la tónica reinante aunque, desde fuera, se percibía el nerviosismo propio de lo que se consideraba una oportunidad única. "Debemos huir del temor. El miedo es el mayor enemigo del hombre y del fútbol porque te quita la posibilidad de crecer y este Salamanca intenta crecer a diario".
Insistía el técnico de la Unión Deportiva Salamanca en que la eliminatoria estaba a cincuenta por ciento. Eso sí, todos sabían de la importancia de este primer envite ya que su resultado condicionaría el estado emocional para el partido de vuelta. El equipo salmantino venía de realizar una temporada excepcional habiendo asegurado la permanencia, objetivo de inicio, a falta de nueve jornadas, asegurado jugar la promoción a dos jornadas del final, duplicado el número de socios, jugando bien, llenando el estadio... Era peligroso, para todos, querer concretar el resultado de la temporada en lo que sucediese en este primer partido. Lillo se esforzaba en escapar de esa trampa para quitarle presión a los suyos.
En cuanto a los jugadores disponibles, las bajas seguras por cuestiones médicas eran las de Rodolfo e Igoa que no se había recuperado de sus dolencias. Por su parte, Paco que había regresado al equipo, tras varios meses lesionado, para disputar el último encuentro de liga frente al Rayo Vallecano quedó excluido de la convocatoria ya que, su capacidad física, estaba lejos de poder rendir al nivel que iba a exigir el encuentro.
El Albacete llegaba a Salamanca tras una semana trágica en la que se quedó a las puertas de jugar la final de Copa del Rey y de recibir una goleada escandalosa que le envió a tener que jugar un partido con el que nadie contaba.
En Albacete las aguas no corrían tranquilas y la posibilidad del descenso se veía como una auténtica tragedia. La trayectoria del equipo había sido errática durante toda la temporada alternando rachas de malos resultados con otras victorias de gran mérito. Recordar que ese año el equipo empezó siendo entrenado por Luis Suárez que se sentó en el banquillo únicamente la primera jornada. El equipo de Benito Floro llegaba tocado en lo anímico ya que, en apenas una semana se había visto eliminado en semifinales de la Copa de Rey por el Valencia tras una derrota en casa y, apenas tres días después, el equipo había sufrido una goleada de escándalo en casa 2-8 frente al Deportivo de la Coruña que le había dejado en un puesto de promoción con el que nadie contaba.
Los ánimos estaban tan calientes que Benito Floro había insinuado que "algún error arbitral ha sido premeditado", consecuencia de los cuales su equipo se veía obligado a tener que hacer frente a una situación tan agónica al tener que disputar la promoción. Especialmente molesto estaba con la designación del colegiado Gracia Redondo para arbitrar el encuentro a quien acusaba de actuar de forma alevosa contra su equipo.
No era este el único motivo por el que Benito Floro estaba molesto. El hecho de que el encuentro de jugase en miércoles y no en jueves era un motivo más para pensar que alguien tenía interés en ver al Albacete en Segunda División. La razón que el resto de equipos implicados en la promoción habían disputado sus encuentros un día antes y que, por tanto, disponían de un día más de descanso que, a estas alturas de la temporada, resultaba según su parecer un factor determinante.
La mezcla de juventud y experiencia de un equipo en el que había jóvenes con muchísimo talento como Óscar García cedido por el Barcelona, Santi Denia, Molina y Morientes, junto a veteranos con el recorrido de Zalazar, Dertycia o Goyo Fonseca daban el cartel de favorito al Albacete. En la lista de convocados que Floro llevó a Salamanca reaparecían el delantero Antonio y Alejandro. Un total de dieciocho jugadores llegaban a la capital del Tormes con la consigna de intentar cerrar la eliminatoria a su favor en el primer encuentro. Serían los veteranos quienes tendrían que sacar las castañas del fuego, así la única novedad esperada era la titularidad del central Coco en sustitución de Tomás que estaba sancionado mientras que Morientes quedaba fuera por unas molestias en el tobillo.
Desde Albacete se confiaba plenamente en la capacidad del equipo para salvar la categoría aunque, sabían que enfrente, tenían que vérselas con un equipo que semejaba al Alba que había logrado dos ascensos consecutivos. El duelo en las pizarras se antojaba uy atractivo con dos entrenadores que le daban mucho valor a las jugadas de estrategia.
Desde primera hora de la mañana la ciudad de Salamanca estaba preparada para el encuentro. El sueño de la primera noche de verano estaba más vivo que nunca.
Alineaciones
En la Unión Deportiva Salamanca estaban todos los jugadores disponibles mientras que Benito Floro no podía contar con Fernando Morientes.
UD Salamanca: Olabe, Sito, Jandri, Balta, Torrecilla, Díaz, Quiroga (Urzáiz min.59), Medina, Quico, Barbará y Vellisca.
Albacete: Molina, Manolo, Sotero, Coco, Fradera, Sala, Bjeliça, Santi, Andonov (Dertycia min.60), Zalazar y Cordero (Antonio min.84).
Tarjetas Amarillas: Coco (min.1), Balta (min.12), Torrecilla (min.50), Medina (min.55), Sito (min.55), Manolo (min.58) y Zalazar (min.67).
Árbitro: García Aranda.
Estadio Helmántico. 21.000 espectadores.
El partido: UD Salamanca 0-2 Albacete Balompié
El saber estar del Albacete y los errores de Olabe dejaron a la Unión Deportiva Salamanca al borde del KO.
El Albacete dejó casi sentenciada la eliminatoria y sellada su permanencia en Primera División. La Unión Deportiva Salamanca, por su parte, veía que el sueño se alejaba mucho más allá de la meseta manchega tras lo sucedido en el Helmántico. La experiencia de los jugadores del Albacete y la buena disposición del conjunto entrenado por Benito Floro decantaron la balanza a favor del equipo visitante.
La Unión Deportiva Salamanca saltó al campo, eso sí, con mucha ambición. Buscaba un gol tempranero que le permitiese encarrilar el partido y, empujado por la afición que abarrotaba las gradas después de haber realizado una marcha desde la Plaza Mayor, sembrar las dudas en su rival para conseguir un buen resultado. Los jugadores de Lillo, en esos primeros minutos, movían la pelota como si esta fue la batuta de una orquesta, con ritmo, precisión y energía para poner en aprietos a Molina. El primer cuarto de hora se disputó, íntegramente, en el campo de juego manchego.
Los hombres de Floro no sabían por dónde le venían pero, con todo, merced a su buena disciplina y rigor táctico fueron capaces de controlar el vendaval charro que, en esos minutos, estuvo cerca de acabar en gol merced a un centrochut de Vellisca y un remate que Quico que besó el larguero.
Todo cambió en un minuto. Recuperaba la grada el resuello tras ocasión de Quico cuando, por primera vez, en la jugada siguiente el Albacete se asomó por el área de la Unión Deportiva Salamanca. La pizarra de Floro aparecía en el Helmántico. El técnico un apasionado de las jugadas a balón parado, como había demostrado en su carrera, veía como Zalazar, ese uruguayo capaz de mandar el balón de una orilla a otra de Tormes, en una falta lateral colgaba la pelota sobre Bjelica que controlaba de pecho y, sin ángulo, batía a Olabe con un disparo durísimo. Primer disparo del Albacete y gol. Un jarro de agua fría sobre la cálida noche salmantina.
El gol dejó muy tocada a la Unión Deportiva Salamanca. El dominio de la pelota seguía siendo del Salamanca pero, desde ese momento, la sensación de que era el Albacete quien controlaba el partido. Apenas dos minutos después del gol, Andonov estuvo a punto de lograr el segundo con una vaselina que golpeó en el larguero y el rechacé lo remató, inexplicablemente, de cabeza Bjelica al poste. El equipo de Floro había descubierto que el flanco defendido por Jandri era un filón para el croata que, a raíz del gol, hizo lo que quiso con el lateral.
Pasaban los minutos y los jugadores de la Unión Deportiva Salamanca estaban cada vez más nerviosos mientras que, su rival, se mostraba cada vez más seguro de sí mismo y confiado en que se iba a llevar el partido. Aun así, el equipo blanquinegro no se descompuso, siguió trabajando e intentó empatar el partido antes del descanso pero sin éxito. Era más por una cuestión de pundonor de capacidad para generar peligro real sobre la portería del Albacete.
El guardameta Olabe disputaba sus últimos minutos en el Helmántico con la Unión Deportiva Salamanca ya que había anunciado su marcha a la Real Sociedad.
A la vuelta del vestuario el equipo de Lillo volvió a salir a por todas, como había hecho en el inicio del encuentro pero sin generar una ocasión clara. El Albacete, por su parte, se defendía bien y esperaba su oportunidad a la contra. Avisó Cordero que mandó el balón a las nubes de las intenciones manchegas. No se iban a conformar con una victoria por la mínima. La situación se le puso de cara cuando, a la hora de partido, Zalazar, aprovechando una mala entrega de Díaz, sorprendió con un disparo marca de la casa desde 45 metros, lograba el segundo gol con la inestimable ayuda del guardameta Olabe.
De ahí en adelante, mucha intención pero poco logro por parte del Salamanca. La ocasión más clara la tuvo Urzáiz, que había saltado al campo por petición de la grada que coreaba su nombre, en un remate de cabeza al que respondió Molina con un paradón . Algo que, visto desde los ojos de hay, supuso un aviso de por dónde podía encontrar la vía de perforar la meta rival para el encuentro de vuelta. Esa noche en el Helmántico, la sensación de todos los que vieron y jugaron el partido era de que, sin duda, cada equipo seguiría en la categoría en la que militaba la temporada siguiente.
Declaraciones post partido
Juan Manuel Lillo, entrenador de la Unión Deportiva Salamanca
"Fuimos los dueños del campo y de las ocasiones".
"Es la primera vez que nos pillan la espalda en el saque de una falta en toda la temporada. Tuvo que ser hoy y, además, gol".
"Quedan noventa minutos en los que vamos a luchar a muerte"
"El arbitraje del partido dejó muy claro quién es de Primera y quién se Segunda"
Olabe, guardameta de la Unión Deportiva Salamnca
"En la carrera hacia atrás, justo cuando iba a batir, resbalé"
Benito Floro, entrenador del Albacete Balompié
"El Salamanca ha demostrado ser un rival muy cualificado y que, seguro, nos lo pondrá difícil en la vuelta".
"Los goles han venido de acciones que intentamos y que, otros días, no han salido".
"¿El árbitro? Me ha parecido muy equilibrado"
Zalazar, jugador del Albacete Balompié
"Vi al portero adelantado y tiré. Tuve algo de suerte, pero Dios me ayudó"
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