En el partido de presentación de la Unión Deportiva Salamanca de la temporada 1997-1998 nadie se dio cuenta del engaño del que estaban siendo víctimas.
Tengo el armario lleno de camisetas falsas de equipos y selecciones de fútbol. Es un vicio, el de las falsificaciones, al que mi escaso poder adquisitivo me ha empujado desde pequeño. Me he visto obligado, por mis orígenes, a lucir zapatillas Nuke o alguna que otra sudadera Adimas, por no hablar de mi videoconsola Game Child con la que trataba de llenar los tiempos muertos, hasta una nueva exhibición de Miguelón, de las largas etapas del Tour de Francia.
La afición por la falsificación era compartida y así la exhibíamos en los torneos de verano de la Casa de la Juventud de Garrido o en los de la parroquia de San Mateo. Allí llegábamos dispuestos a todo defendiendo un año al Inter de Melón, otro al Vodka Juniors para vernos las caras con rivales duros como el Payo Vallecano. Eran partidos en los que las restricciones por ola de calor no existían ya que muchos partidos los jugamos a las 4 de la tarde en pleno julio sin cooling break, pudiendo jugar dos en una misma tarde, y como único remedio contra el calor la posibilidad de jugar en chichas para quien ganara el sorteo previo al partido. Otros tiempos.
El tema de las suplantaciones en los torneos de verano llegaba más lejos de lo que nos pensamos. No se quedaba únicamente en el nivel amateur. En el verano del 97 un Botafogo de pega se pasó el verano disputando torneos de verano en España sin que nadie se diese cuenta de engaño. Un grupo de futbolistas brasileños, haciéndose pasar por el Botafogo de Paraíba emulando al Flamengo o Vasco de Gama que por entonces disputaban el Teresa Herrera o el Ramón de Carranza, disputó varios encuentros por España frente al Tenerife, Albacete, Logroñés y Unión Deportiva Salamanca, al igual, que frente a otros equipos como Estrella Roja o Panathinaikos.
La Unión Deportiva Salamanca que con Andoni Goikoetxea volvía a Primera división, se presentó ante su afición en el Helmántico, frente al falso Botafogo que jugó con equipaciones cedidas por la propia UDS. Media docena de goles se llevaron al saco los brasileños y, como era debido, la euforia se desbordaba en la ciudad con lo que podía hacer el equipo esa temporada tras lo visto sobre el césped. Seis goles ante uno de los grandes de Brasil no era para menos.
La burbuja se deshinchó apenas 48 horas después. La Confederación Brasileña de Fútbol, avisada por la Federación Paraibana, alertaba de que se estaba produciendo una suplantación de identidad. El Botafogo se encontraba disputando el torneo del estado de Paraiba por lo que se avisaba a los equipo españoles de que estaban siendo víctimas de un fraude. Los impostores se esfumaron tan rápido como habían aparecido. Yo, por mi parte aquí sigo, creo que si se cuadra una buena fecha puedo reunir a mis viejos compañeros para un nuevo partido. Salamanca CF y Unionistas tomen nota, elijan a qué equipo les gustaría enfrentarse que nos ocupamos nosotros de conseguir las equipaciones.