El equipo de Dani Ponz ha endurecido su gesto, es un conjunto blindado y testarudo, sabedor que el bienestar de lo suyos está en juego en cada segunda jugada.
Imagen Manuel Laya - La Gaceta de Salamanca
Josep Guardiola, entrenador del Manchester City, sostiene que el momento de innovar, de hacer cambios es cuando las cosas funcionan. Según él, uno de los mayores errores que podemos cometer es quedar preso de las propias convicciones y certezas, permanecer estancados e inmóviles en nuestra área de seguridad. Suena bien. Yo que soy volátil de naturaleza y tengo afanes de prohombre le hice caso a esta premisas hace unos días en mi puesto de trabajo. Tuve un ataque de entrenador. El resultado, es que casi me despiden, he tenido que escribir una circular a varios departamentos de mi empresa pidiendo disculpas y acrecentando la percepción de que mi imbecilidad no tiene remedio
Me he llevado un guantazo soberano que ríete tú del que rompió el tabique al delantero del Deportivo en el último partido frente a Unionistas. Dijo el entrenador del conjunto gallego que, al ritmo que llevan recibiendo golpes de los rivales no llegan a navidades con la plantilla completa. Le voy a pedir yo que venga conmigo a currar unas semanas para aprender a mostrarte impasible, frío y sereno al encajar una ración semanal de guantazos al ánimo sin saber de dónde vienen y sin posibilidad de réplica. Todo por ochocientos euros mensuales.
El míster Dani Ponz, tras arañar el empate en un partido que no fluía porque el colegiado lo interrumpía en cada disputa, replicó al técnico rival que el sueldo de un jugador de equipo era el de todo la estructura de profesionales de Unionistas. Por si Idiakez no lo sabe, ante eso no queda otra en el campo que ser duro, porque las verdaderas bofetadas se las llevan los mileuristas. Los que cada día no tienen otra que endurecer su gesto, proteger su transitar por su cotidiano blindándose para cada uno de los choques a los que debe enfrentarse, aferrarse a la testarudez de a quien le va el confort de los suyos en cada segunda jugada. Unionistas, su plantilla, su cuerpo técnico, su equipo de trabajo y su afición sabemos de nuestras carencias, de lo que nos jugamos cada jornada y que, guste o no, nuestro éxito es que, a diario, nos seguimos despertando, como lo hace Losada, dispuestos a pelear porque no vamos a dejar comernos el pan.