Dani Ponz habla claro, es didáctico en sus explicaciones y apasionado en su trabajo en Unionistas nos hemos entregado a él aunque haya veces que no dé con la tecla
Cada lunes, antes de comer, me siento el tipo más tonto del mundo. Cada lunes, antes de comer, tengo reunión con mi jefe y con Vals. En quince minutos se analizan los resultados de la semana anterior, nuevas acciones a seguir, cosas que no han funcionado y, sobre todo, se me acusa. No de manera explícita, sí veladamente de algo que en mi casa ya saben: soy idiota.
Soy idiota en el trabajo por tratar de ir hacia delante, por poner de mi parte por mejorar los resultados, por buscar la manera de reducir costes, por tratar de aumentar el volumen ventas, conseguir más clientes, por trabajar por mejorar la imagen de marca, por buscar mercados nuevos... Todo esto hecho de buena fe, sin ganar nada a mayores, mi sueldo seguirá siendo el mismo y mi reputación igual de nefasta. Siento que soy idiota.
Vals es un gurú. En el año que llevo trabajando con él no he escuchado una sola corrección hacia su trabajo, una sola enmienda ya no a la totalidad sino a la parte. Un matiz. Creo que la razón está en que Vals utiliza mucho anglicismo para describir su trabajo semanal y presentar el contexto en el que se desenvuelve que puede mermar los resultados. Habla del core de Google, de backups, de updates, de apis, de SEO... Yo asisto perdido buscando la traducción simultánea mientras mi jefe, embobado, asiente a todo lo que dice como si supiese de lo que le habla, no habla de nada la mitad de las veces, y le da la razón en todo. Mi jefe, nacido en un pueblo de Valladolid, se ha entregado a la inteligencia artificial de Vals igual que los avispados lo han hecho a Chat GPT (le he preguntado por César Brito y me da información sobre un futbolista peruano, le he dado una segunda oportunidad haciendo una consulta acerca de Everton Giovanella, me ha dado una perorata del delantero que jugó en el Zaragoza).
A mi me toca la parte hostil. Presento unos datos a los que tengo que dar explicación, verosímil. Algo imposible cuando esto se tuercen un poco. Sin poder jugar en mi discurso a usar términos como córner, offside, foaotball manager o folha seca quedo como un pringado. Así cada lunes, vivo mi mi día de la marmota. En una semana buena salgo de la reunión un entrenador continuamente cuestionado que, inexplicablemente, aguanta en su puesto porque cuando todo apunta a que va a ser cesado logra una pírrica victoria cuando nadie lo esperaba en una semana buena. En una mala, me siento como Lopez Caro entrenando al Real Madrid, un tipo allí puesto al que Florentino y Valdano le indican qué tiene que hacer y cuál es el once inicial para los próximos partidos.
Me gustaría tener la capacidad de Dani Ponz para explicar las cosas sin rodeos. Hablar del trabajo que se hace, los objetivos a corto y largo plazo que se persiguen, las tareas concretas que se han llevado a cabo, analiza los resultados dados y cómo se han contado. Dani Ponz tiene un relato creíble sin usar una sola palabra en inglés. Y como habla claro, es didáctico en sus explicaciones y apasionado en su trabajo en Unionistas nos hemos entregado a él aunque haya veces que no dé con la tecla. Hoy ha sido uno de esos días en los que sus pupilos han jugado con actitud de lunes y prisas de viernes.
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