La derrota de ayer hace que los golpistas contrarios al fútbol popular, al técnico, el director deportivo o la directiva puedan lucir con orgullo sus muñecas hinchables
Me dispuse a darme un golpe de Estado a mi mismo y acabé amnistiado. Por la mañana, fui a Ikea. Los cambios de régimen suelen ser aparatosos: un escritorio nuevo, una silla de gamer, muchos metros de led, estanterías flysta, kallax, ya sabes de lo que hablo... Quizás por eso, opté por amnistiarme sin pedir perdón y acudir al Reina Sofía convencido de que ganábamos.
Todo lo haces porque optas por cambiar tu vida y cambiarla por la del hombre o mujer fuerte que crees ser, pero no es más que una mala campaña de propaganda que te haces a ti mismo y un catálogo de muebles como oráculo que, con sus nombres mágicos pronunciados en el orden correcto, crees que te convertirá en quien quieres ser o el que crees que te mereces ser dejando atrás, para siempre, quien eres.
Uno tiene sus monstruos y los alimenta de argumentos y razones para que sigan viviendo y terminen por destruirte. Cada uno sabe los que atesora. Unionistas, en estos momentos bajos, va viendo cómo afloran los suyos. Deseaba la victoria para hacer una limpia de errores de semanas pasadas. Hacer borrón y cuenta nueva, matar monstruos y espantar los fantasmas de quienes quieren hacer de ti quien no eres: candidato al ascenso, olvidando quién no vas a dejar de ser: carne de descenso.
La derrota de ayer hace que los golpistas contrarios al fútbol popular, al técnico, el director deportivo o la directiva puedan lucir con orgullo sus muñecas hinchables. Porque hay quienes siempre saben cómo se deben hacer las cosas y no necesitan preguntar nada ni confiar en nadie. Desconozco cómo sobrevive esta gente en el día a día, cómo se ponen de acuerdo con los repartidores para pactar los horarios de entrega y, sobre todo, cómo hace cuando van a Ikea para comprar sólo lo que iban a comprar antes de entrar. Ahí es donde uno muestra de verdad la firmeza de sus convicciones.
No es fácil perdonar ni perdonarse. Es más fácil fingir que estás dando un golpe de estado y dejar que sean otros quienes te traigan los muebles a casa y, sobre todo, que te los monten. Así de forma tan sencilla se cambia de vida, de rumbo, de proyecto o de entrenador. Las cosas suelen ser más jodidas que eso, lo sabemos bien en Garrido, por eso aquí seguimos creyendo en Dani Ponz
Colabora con Las Ganas de Ganar ayudando a mantener este espacio
De cara a sostener este espacio y los demás donde puedes encontrarnos. colabora con la aportación que desees: un cigarrillo suelto, un café, una jarra de cerveza o una entrada de fútbol a través de nuestra cuenta de Bizum +3464653559, indica en el motivo Las Ganas de Ganar y el nombre de tu jugador favorito y un correo electrónico para que podamos hacerte llegar contenido exclusivo.