Estamos aún en noviembre, no nos han llegado las notas siquiera de la primera evaluación del colegio, y ya estamos haciendo la valoración del curso completo.
Todos hemos tenido un profesor o una docente que nos ha marcado. Alguien que nos abrió de par en par las puertas hacia un universo de conocimiento apasionante, nos empujó a vivir y descubrir experiencias inolvidables, nos devolvió la ilusión cuando la creíamos extinguida... En Unionistas de Salamanca ese profesor es Dani Ponz. Su llegada la temporada pasada, como la de ese profesor Bergstrom que aparece en Springfield y encandila a Lisa Simpson, nos llevó a pensar que este año, si continuaba, iba a ser el mejor curso de nuestras vidas. Un año de Erasmus en el Reina Sofía en el que cada fin de semana tendría que ser fiesta de facultad. Un año en el que picar piedra, lo justo.
Un curso es muy largo y bien lo sabe Dani Ponz. Está el comienzo, recodémonos hace apenas dos meses, en donde todo pintaba que iba a ser maravilloso y lleno de purpurina. Hacíamos cábalas acerca de cuándo nos aseguraríamos plaza para disputar el primer playoff de ascenso cada fichaje nos parecía un pelotero, la campaña de socios era un suma y sigue... Y ahora, mediados de noviembre, con los días más cortos, después de varias jornadas sin ganar, sin apenas goles que celebrar ya están los agoreros de la meseta, como los malos alumnos, buscando responsables. El señalado es Dani Ponz.
Dani Ponz llegó a Unionistas como ese profesor Bergstrom. Un total desconocido por las tierras de Castilla, con aspecto de entrenador de baloncesto de los ochenta que, pese al recelo inicial de afición y jugadores, a través de sus métodos que nos parecían importados de Silicon Valley, alejados del libreto del anterior entrenador, Raúl Casañ, (ahora parece que hay quien le echa de menos) logró que Losada, Chapela, Leal, Jon Rojo, Beneit, Fran Rodríguez... se atreviesen a mostrarse, a destacar, a recordar que había algo bueno en ellos pese a las dudas que rodeaban al equipo acerca de lograr la salvación. Lo consiguió haciendo soñar con el playoff y metiendo al equipo en el bombo de la Copa del Rey.
Ahora todo son dudas en relación al míster Dani Ponz y sus decisiones. Da la impresión de que se quiere que su figura vaya mutando de ese profesor Bergstrom a la de Homer Simpson. De convertirlo en un tipo que vive en la indiferencia, que toma decisiones sin juicio alguno, alguien incapaz de asumir un error. Quizá estamos siendo demasiado duros con el míster que es cierto debe hacer su parte de autocrítica, especialmente, a la hora de vender el relato en los postpartido.
Estamos aún en noviembre, no nos han llegado las notas siquiera de la primera evaluación del colegio, y ya estamos haciendo la valoración del curso completo. Confiemos en la mano del docente Dani Ponz ya que es el primer conocedor de que estamos comenzando y que, en estos momentos, es cuando hay que experimentar, ver qué funciona y qué no, de cara a terminar de establecer la metodología que nos debe acompañar el resto de la temporada. Como aficionados, agradecidos de que el técnico valenciano siga en el banquillo de Unionistas de Salamanca, cuando estemos cada uno en el Reina Sofía para el próximo partido, releamos ese papel que el profesor Bergstrom le entrega a Lisa Simpson en su despedida para que no deje de creer en ella: "Tú eres Unionistas".
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