Unionistas de Salamanca 2-0 CF Fuenlabrada
Cuando llega el final no hacemos otra cosa que pensar en el principio, es la trampa que nos hace la memoria. Olvidamos este presente que echaremos de menos cuando sea pasado. Este ahora en el que olvidamos los compromisos venideros, el nombre propio de personas que nos encontramos a diario y, sin embargo, somos capaces de recitar, sin esfuerzo, el nombre y apellidos de nuestros compañeros de escuela que llevamos décadas sin ver o el de futbolistas que adornaron nuestros álbumes.
Hoy no somos capaces de entonar la melodía de una canción que nos machaca sin cesar a través de los los hilos musicales que ponen banda sonora a nuestras vidas, mientras que nos sale de corrido la letra y la melodía de las canciones que atesoramos en las cintas de cassette que no tenemos donde reproducirlas.
Vuelven también, con frecuencia, frases que nos dijeron hace mucho tiempo. Cosas cargadas de ira que nos hirieron y también, otras, que tuvieron el poder de salvarnos. Sin embargo, callamos lo que sentimos hoy a los que no rodean, a quienes echaremos de menos en los años venideros y nos atormentaremos con esto de hoy que no les dijimos.
Y vuelve ahora, junto a Jimena, posando la vista en sus cuentos, los tebeos de Astérix, Zipi y Zape, Mortadelo y Filemón que llenaban mis tardes bajo las faldillas, acompañado de calcetines tendidos junto al brasero. Vuelven las chapas que guardo en un cajón esperando gatear tras ellas siguiendo una vuelta ciclista al salón de casa.
Ha vuelto también hoy, un año después de que sucediese. al Reina Sofía el recuerdo de la llegada de Dani Ponz. Y, por un rato, no he querido más nostalgia. Me he dicho, antes de que el árbitro señalara el comienzo del partido, que había llegado el momento de ser feliz un rato más, ha sido fácil gracias a Álvaro Gómez, Etxaniz, Nespral...
Feliz acompañado de todos los que estamos en el grada y sin echar de menos a los que ayer decidieron no estar y hoy no animar, sin la necesidad de pensar en otro tiempo para edulcorar el presente. Feliz porque todos, allí reunidos, una semana más, gracias a lo que es capaz de hacer Unionistas de Salamanca, logramos ser felices otros 90 minutos seguidos.
Al final, a los que hoy se han quedado fuera y se quejan de represión, de no entender la decisión adoptada, decirles que como dice el poeta Luis Alberto de Cuenca, solo quedan las cosas del principio.