Unionistas perdió en casa medio año después, en un partido en el que rival le comió la moral a los jugadores y a todos los que acudieron a animar al equipo.
Unionistas de Salamanca 0 - 2 Cultural Leonesa
Me da rabia que haya concierto de Robe Iniesta a cien metros de casa y no verlo. Me hierve la sangre que porque haya concierto al lado de casa deba pasarme más de media hora buscando aparcamiento.
Me come la moral no ser capaces tres pases seguidos. Me hartan los pases trabados y los controles a tres toques. Me enervan los regates en largo de los jugadores lentos. Me dan urticaria los caños recibidos. Me sabe mal el partido de Tavares en su estreno como titular. Me deja mal sabor de boca los toques de Rabadán hasta tener dominado el balón.
Me duele que no tiremos a puerta hasta el minuto setenta. Me saca de quicio que Se e la Nava empiece la jugada en el lateral izquierdo como si fuera Toni Kroos. Detesto que, de inicio, se recurra a un central para jugar de lateral. Me machaca que me marquen un gol en el segundo tiro a puerta. Me ponen enfermo los saques de falta a ninguna parte. Me generan tortícolis los centros pasados y me hacen morderme la lengua los que se quedan cortos. Me jode ver a los futbolistas más pendientes de lo que el rival podía hacer que de lo que hacía, y no dedicar energía a lo que debían estando más en lo que deberían estar haciendo.
Me saca de mis casillas que venga un grupo de niñatos a insultar. Me escuece ser incapaces de caer en la provocación. Me revuelve que los cambios no funcionen y que el que va a darle la vuelta al partido se encuentre con otro gol en contra justo cuando va a entrar. Me hunde que en noventa minutos no se encuentre la solución al scape room.
Me lleva a la ilusión, al creer que se puede y no estar con la moral comida ver que, en apenas tres minutos, en el que seguro será el partido más frustrante de la temporada, Unionistas, en el Reina, haya estado a punto de igualar un 0-2 en contra ante un equipo capaz de desquiciar a cualquiera.