El compromiso de un jugador con las labores defensivas es un indicador muy fiable acerca de cuál será su devenir una vez abandone el fútbol.
Unionistas de Salamanca 1 - 1 CD Lugo
Llega un momento en el que uno aprende que hay cosas que pueden no hacerse. Esta semana, a mitad de mañana, contemplé una escena que me trasladó lejos. Un chaval, con la mochila a la espalda, sonrisa arrogante y mirada esquiva, se comía una señora bronca por parte de su madre que le reprochaba, a voz en grito, que estuviese en la calle y no en el instituto que era donde debía estar. El pipiolo aguantaba el chaparrón, sin sacar las manos de los bolsillos, caminando dos metros por delante de su madre que le apremiaba a volver a las clases. No vuelvo a comprarte un libro, amenazaba la madre a su díscolo retoño.
Descubrir que hay cosas que no pueden hacerse forma parte de la vida. Espero que Jimena tarde en descubrirlo ahora que acaba de comenzar el colegio. La escolarización trae consigo, de entrada, mocos y gastroenterits. A largo plazo ya veremos los efectos pero, también aprendes, con esta vuelta a la escuela, que si hay expertos en descubrir que hay cosas que pueden no hacerse son los profesores. Enumero una: limpiarle los mocos a los críos de 3 años. Sabedores de que, de hacerlo una sola vez, con un solo niño, traerá consigo una vida laboral de mucho pañuelo de papel y poco método Montessori. Bravo por ellos y gracias por estos mocos que estarán con nosotros toda la temporada.
Bajar a defender es una de las cosas que los futbolistas antes descubrían de la que podían escaquearse. Hablo con conocimiento de causa. En mis mediocres tres temporadas de futbolista jugaba de lateral y no había cosa peor, que comparir la banda con un compañero que no ayudase en las labores defensivas . Primero, porque te dejaba vendido, y segundo, lo más doloroso, que te impedía subir jamás la banda y sentirte Gordillo aunque fuese un minuto por partido. Bajar a defender es una de esas cosas que muchos jugadores no hacen ni viendo a sus compañeros exhaustos, desbordados, con el moco colgando y a punto de llorar de impotencia. No lo van a hacer por mucho que les paguen. Nunca. Luego está Álvaro Gómez, bravo por su gran partido de hoy, un jugador que no sabe hacerse el longuis y ahorrarse un esfuerzo defensivo. Un tipo que se va el partido con la cama hecha, la loza fregada, el perro sacado y la comida lista.
Para medir a una persona basta con verla cómo se desempeña en el campo de fútbol en los años de formación. Mucho mejor que el test de la golosina de Wilson, ese en el que dejan a un niño de 4 años encerrado con una gominola para ver si es capaz de aguantar quince minutos sin comerla y obtener otra pasado ese tiempo, que, según dicen, es un predictor de un mayor nivel de ingresos en la vida adulta. Mi teoría acerca de los jugadores que no bajan a defender predice que estos, si por lo que fuera, no llegaron al fútbol profesional, alcanzarán en su vida profesional una plaza como funcionario público.
Si eres de los que no bajaban a defender y, con todo, no has conseguido superar la oposición de turno. No te preocupes, aquí te dejo mi ayuda regalándote esta descripción para usarla en tu biografía de Linkedin y encuentres un puesto a tu medida: Experto en no hacer las cosas ni aunque me paguen.