La Copa del Rey traerá a Salamanca mucha infelidad de los llamados aficionados al fútbol de la ciudad.
No hay mayor excusa que el haberse pasado con la Copa para la infidelidad. Un equipo de Primera llegará al Helmántico y, de entrada, una de Segunda jugará en el Reina Sofía ante Unionistas. Muchos de los que el pasado año estuvieron y están en el estadio del barrio de San José migrarán a la carretera Zamora para disfrutar del torneo del ko. Les envidio.
Admitamoslo, seamos seguidores de Unionistas o de Salamanca CF, hay más gente en la ciudad que van a uno u otro estadio no movidos por el equipo local sino por el recurso que uno u otro ofrezca: una liguilla por el ascenso, un duelo de Copa, un derbi... como esos amigos de la infancia que no eran tales y solo nos querían por nuestro balón de reglamento o la videoconsola. Sumacarros les llaman muchos cuando no son más que aprovechados. Bienvenidos sean pero que sepan que, ni unos no otros, somos tontos.
Creo que deberíamos ser así y ser más a menudo infieles. Ser unos adalides de la infidelidad sí, pero siéndonos infieles a nosotros mismos. El fútbol, con esta eliminatoria de Copa nos da la oportunidad de serlo y ponernos ante el espejo. Descubrirnos que, más de lo que reconocemos, somos vanidosos y nos gusta sumarnos a las causas triunfales a toro pasado. Está bien seámonos infieles ese día, caiga el rival que caiga en uno u otro caso, porque me asaltan las dudas. Si aparece un Getafe en el Helmántico su efecto llamada será mayor que del Zaragoza cuál resultará más atractivo para el salmantino de a pie. Mejor, que no haya elección y quien pueda acuda a ver los dos encuentros, sin reproches.
Seamonos infieles y veamos qué pasa, quién hay a esa hora de la vida en uno u otra campo, qué luz es la que visteun encuentro en el sur de la ciudad y cómo es en el norte. Cambiemos, por una noche, nuestro lado de la cama, intercambiémos nuestros puestos en el sofá, leamos novelas románticas y sintonicemos otro telediario. Cambiemos, por el tiempo que dute la fiesta de la Copa, el sentido de los itinerarios de vida.