Ourense y Salamanca viven ,en el plano futbolístico, una situación muy semejante: dos clubes con visiones diferentes del pasado y de cómo quieres afrontar su presente y futuro.
Salamanca y Ourense llevan vidas paralelas en cuanto al fútbol se refiere. Las dos ciudades perdieron a sus equipos enseñas hace una década como consecuencia de las deudas con Hacienda: la Unión Deportiva Salamanca desapareció en 2013 y, un año después, lo hizo el Club Deportivo Ourense. Esta desaparición provocó la aparición de dos propuestas en diferentes en ambas ciudades: Unionistas de Salamanca y Salamanca CF en la capital del Tormes una rivalidad entres Sectyarios y Engendristas, así como Ourense CF y UD Ourense en la ciudad gallega.
Nos quedamos con el caso de Ourese. La ciudad había vivido, desde la fundación de CD Ourense allá por 1952, volcada en un equipo que llegó a jugar trece temporadas en Segunda División, la última en 1998-99, misma tenporda que la UD Salamanca jugaba su última campaña en Primera División. Sin embargo, las deudas terminaron por ahogar al CD Ourense, incapaz de afrontar las deudas provocadas por un Grupo Z en la campaña 1997-98 al club que dejó un agujero de seis millones de euros, así como la posterior actuación de Luis Baltar, presidente de la Diputación de Ourense, que compró un paquete de acciones que repartió como quien comparte décimos de lotería. Así, la propiedad quedó diluida en muchos accionistas. El CD Ourense se vió, mediados los 200 inmerso en un cuadro concursal, del que no pudo salir y que, a mayores, amplió la deuda con algún proyecto ambicioso que pretendía regresar a la categoría de plata sin conseguirlo.
Llegado el verano de 2014 sin otro remedio que firmar el acta de defunción del club. Los aficionados, al igual que se hizo en Salamanca, construyeron una plataforma para intentar salvar el club desde la que terminó creándose la Unión Deportiva Ourense. Un club basado, al igual que Unionistas, en la máxima de un socio un voto. Por otro lado, surge la inciativa Ourense CF a partir de un pequeño club que ya existía desde 1977 en la ciudad: Ponte Ourense, que jugaba en el campo municipal de Oira, cuyo mayor logro había sido jugar en Tercera División. Con la desaparición de la CD Ourense, el estadio de O Couto se queda vacío por lo que se muda allí para disputar sus partidos el nuevo Ourense CF,conformado como Sociedad Anónima, algo que no gustó del todo a los aficionados del CD Ouresne.
En la ciudad el movimiento del club azulón es visto como una traición a la memoria de la CD ourense y, a consecuencia de ello, se crea la Unión Deportiva Ouresne , iniciativa con más masa social en la coidad. Sin embargo, la trayectoria deportiva ha sido mejor en para el Ourense Cf que ha alcanzado la Primera RFEF, mientras la UD Ourense no ha logrado pasar de Tercera RFEF, La buena gestión del presidente Camilo Día en toda esta década ha provocado que, pese a lo limitado del presupeusto y los recursos, alcanzar la tercera categoría del fútbol español así como los octavos de final de la Copa del Rey.
Hoy en Ourense la tendencia cambia y, poco a poco, el equipo azulón va ganando en masa social. El tirón del buen desempeño en Copa del Rey y el hecho de militar dos categorías por encima del otro club de la ciudad provoca que, poco a poco y sutilmente, parte de los aficionados la fútbol vayan migrando de color a fin de ver encuentros de un nivel más alto. En Ouresense, como en Salamanca, el runrún de la necesidad de fusionar ambos clubes ha existido. En 2020 se planteó la cuestión y la UD Ouresne lanzó consulta a sus aficionados acerca de una posible fusión entre ambos clubes. Ganó en No. Los socios de la UD Ourense no querían convertir su club en Sociedad Anónima y perder la máxima de un socio un voto.
La dos opciones siguen presentes en la ciudad de Ourense al igual que en Salamanca y, en ambos lugares, la rivalidad parece haberse reducido. El hecho de que los equipos militen en categorías distintas aplaca los a´nimos de uno y otro.Veremos si, en el futuro, ambas ciudades vuelven a vivir un derbi no solo futbolístico en el campo sino en la grada en relación a la interpretación del pasado. Españolear, al final y al cabo.